Por Antonio Leone.
No hay que enredarse en discusiones leguleyas sobre si Cristina está o no proscripta, con los argumentos del enemigo que replican algunos pavotes de este lado, simplemente para bajarle el precio al volumen político de CFK, y a la persecución en su contra.
El «lawfare» o la misma idea de proscripción son rótulos que se le ponen a la persecución política de los líderes populares, precisamente por serlo.
Pasó con Perón y pasa con Cristina, y admitir la comparación no empequeñece a Perón, sino que pone en perspectiva la dimensión política de Cristina.
Para las elecciones de 11 de marzo de 1973, Perón no estaba técnicamente proscripto y pudo ser candidato él en lugar de Cámpora. Bastaba con que cumpliera el requisito tramposo del Estatuto Fundamental de Lanusse de residir en el país el 25 de Agosto de 1972, del que venía el famoso «Si Perón no vuelve es porque no le da el cuero».
Por supuesto Perón volvió el 17 de noviembre de ese año (fuera del plazo del Estatuto) porque tenía decidido no aceptar las condiciones impuestas por el régimen, y que el candidato fuera Cámpora.
O sea: no estaba proscripto, pero lo estaba. Si por proscripción entendemos (como pasa con la persecución judicial a Cristina) los intentos del régimen (entonces, ahora y siempre) de distorsionar las condiciones de la competencia democrática, impidiendo a las grandes mayorías nacionales votar por sus líderes.
Que fue exactamente lo que pasó en 2019. Cristina tampoco estaba proscripta entonces, pero el «lawfare» le impuso su paso al costado y la elección de un candidato en teoría «potable» para el establishment como Alberto.
Una apuesta a la paz que claramente salió mal, pero si pasó lo que pasó en estos tres años contra Cristina siendo la vice de un gobierno que nunca le dio pelota a sus señalamientos, pensemos lo que hubiera sido con ella presidenta.
Allí es donde nosotros, el Movimiento Nacional en su conjunto también fallamos. ¿Qué clase de militancia somos que no fuimos capaces de bancar esa parada? ¿Por qué permitimos aquella proscripción y la que está en curso?
Movilizar el 24 es entonces una cuestión vital para nuestro Pueblo. No sólo para que podamos elegir sin proscripciones, también exigiendo a nuestro gobierno que cambie el rumbo.
Porque con esta inflación perdemos con cualquier fórmula y con cualquier estrategia electoral. Si no se recuperan los salarios, perdemos contra cualquiera.
Pedirle a Cristina que sea candidata sin exigir rectificaciones de la política económica ya, ayer, es pedirle que se inmole perdiendo para que un montón de vivos sin votos propios peguen bancas colgados de su boleta.